sábado, 1 de marzo de 2008

Cuando el río suena es que Tripas de Pescado lleva.


Teodosio R. García Ruiz



La escritura, la escritura llega como el viento,
esta desnuda, es la tinta, es lo escrito,
y pasa como nada pasa en la vida,
nada, excepto eso la, vida.

Marguerite duras


Del río que hablo es el de la memoria y las tripas no son otra cosa que la mala y desencajada analogía de esas ligaduras con la infancia. Así como para comer un pescado es necesario atraparlo, descamarlo, sacarle las vísceras. Así este libro creo podrá llegar hasta sus manos, se tuvo que atrapar la historia, aliñar el tiempo extraer el recuerdo, poner a fuego lento nuestros ojos adolescentes y de niños.
Tripa de pescado pareciera esa libreta escolar de nuestras excursiones de infancia, aquella donde la escritura reedifica los reinos perdidos de los ochenta y noventas. Apuntes de una memoria en éxodo que va dando testimonio fiel de aquellos tiempos con alguna prosa— accidentada, nerviosa, titubeante, indecisa— como bien apunta su autor : el poeta y narrador Teodosio Romeo García Ruiz.
El libro irrumpe con su tufo de nostalgia en el contexto literario, hay en él una clara declaración de fe, pero también la delación de un magisterio altamente politizado, alejado de su compromiso social, de su deber histórico.
Una trilogía de tripas son las que conforman el corpus de este libro, un larga y muy delgada por donde confluyen las aventuras personales del autor como ese alumno que fue, una segunda mas corta que lo alimenta con aquello con lo que el autor convive y lo precede en la vida docente que durante quince años tuvo frente a grupos y una tercera, basta y gruesa que conecta las dos anteriores a esa válvula por donde hecha a circular el aceite que impulsa su motor creador.
Aunque el personaje principal del libro sea la adolescencia, las referencias musicales, la intertextualidad de las lecturas juegan un papel importante para recrear la atmósfera.
Habrá que leer el libro, pero quitándose esos lentes de investigador privado, porque si bien es cierto los guiños simbólicos están ahí, es lo coloquial quien lo redime. Que si bien el discurso se sustenta en una estructuración dialogica, es el efecto lúdico de lo conversacional quien despoja de la vana retórica al lenguaje y nos lleva a ese como si se platicara con su mejor amigo, su primera novia, su último día de escuela.
Algo me dice que Tripas de pescado no será por mucho ese libro del que se hable demasiado en los suplementos de los diarios, al que se le dedicaran exhaustivos análisis y reseñas, que provoque la frenética búsqueda de la entrevista con el autor, y que le quite el sueño a la jauría crítica.
al autor lo interesa es nostálgica sensiblera y necesaria, Teo lo sabe, así lo ratifica en sus múltiples invitaciones:
—Me gustaría invitarles a que escriban, me gustaría invitarles a que recuperen esa historia que solamente ustedes saben, que si ustedes no la escriben, yo no lo sabré jamás.—
—“de eso voy a escribir de un sueño”— dice en reporte de vacaciones, uno de los textos de este libro o :
—“Deberíamos escribir siempre, de las cosas que pasan alrededor de uno, de lo que hay en nuestras casas, o de lo que pensamos y sentimos, pero nunca pensamos y lo que sentimos casi nunca lo podemos decir con palabras escritas” — dice en el cherna
Afortunadamente o desafortunadamente mientras los poetas no se cuenten por legiones y las tribus de escritores sigan inmersos en sus guerras de castas. Teodosio García Ruiz seguirá ahí con su voz, escogiendo los colores para dibujar otra mejor forma de vida, para devolvernos con su azarosa tinta, nuestra fragilidad infinitamente humana.

Es la ciudad,un barco de insomnicas molduras




Es la ciudad un barco de insomnicas molduras
Va
No viene
Insondable como es en lo nocturno
Ninguna luz en él parece detenerse
Toda voz en él precisa melódicas ventiscas
Puntual el canto animal de los secretos profundos
Llueve
Y este barco atraviesa el tiempo estimado de su arribo
Imposible virarlo a contravoz
Ni aún con las idílicas máquina de propulsión del llanto
El vértigo ocular de lo salino
Quien albergará entonces
esta directriz de afanes iracundos
Dónde esa brújula
Esa palabra encontrada como una mano extraviada en los trasfondos
Dónde mas un lugar de amparo
Un nombre de mujer de calle y casa
en este hospicio abierto al filo de la transparencia
donde la flamígera tormenta interior
donde el silencio ronda como los tiburones rondan su frágil cautiverio
dónde San Juan y los bautismos
esta fugaz fe en el aire y el tornazul brillante
los vientres de arena
Cuánto mas los acuáticos vocablos
Cuánto mas este cuerpo flotando sin fin de vidrios sus amarras
su trayecto esparcido en la noche como el lugar de un crimen
Cuánto más para avistar la tierra
Esa sábana de tierra firme
de donde tomarán la tela
para vestir a los muertos
que ya nadie
reconoce.


De: Pronósticos del Tiempo, Lorenzo Morales Malasangre

DISCURSO DE ESPECULACIÓN SOBRE LA DEDICATORIA NUNCA ESCRITA O MEJOR DIGAMOS LA PREHISTORIA DE ESTE LIBRO.





A José Carlos Becerra lo mal leí hace cerca de diez años en un balcón de un segundo piso en Baja California. Adriana me dejaba dormir en su sleeping bag a la que yo llamaba tercamente colchoneta, y donde ella, como diría José Carlos, era una mano allí con la misma postura del amor escrita con letras antiguas. A ella, no dejaba de parecerle extraño, que siendo yo de esta Villa Hermosa, no conociera o hubiera escuchado hablar nunca de ese poeta de Tabasco. Por eso pasaba largos ratos leyéndome en voz alta esa relación de los hechos, esa oscura palabra que años mas tarde iluminó ese pasillo de la muerte donde caminó la abuela y donde detrás de ella, corrió mi madre.


A José Carlos Becerra lo mal leí, y a la Adriana de entonces deje ir, porque en aquel momento irónicamente no me interesaba la poesía, ni salvar el amor, si no intentar salvar lo que quedaba del mundo. Entonces quería ser biólogo de mar y tierra y el único ídolo local que había, era ese Jaguarìn virtual que limpiaba alcantarillas y barría las banquetas. A la Adriana de entonces, mi fiel lectora, la de las posturas del amor y cuidadora de tercos cocodrilos debiera dedicarle este libro. Digo debiera, porque años después no poder salvar al mundo, me embarqué vía Mar de Cortes en busca del tiempo de un amor perdido. Y es que otra mujer, la del amor perdido, fue la que llevó bajo su brazo los primeros escritos a ese pseudoastronauta retirado que anunciaba reparar erratas, y componer escritores para enviarlos al futuro.
Esa mujer la del amor perdido y de cuyo nombre no debo acordarme se confabuló entonces con Luís Alonso Fernández, para que ese taller: “si me han de leer mañana”, fuera el vaticinio de lo que esta noche para desgracia de algunos árboles, de algunos críticos sea cumplido. Por ese confabulado acto de fe, para ellos dos, debiera ser este libro. Más ocurrió después, que ya no sé, si para no olvidar del todo mi sueño de marinero arrepentido, solía visitar el Pirata Morgan, el Manatí, el Pochitoque, la Sirenita y el Submarino y fue allí, en algunas de esas cámaras de descompresión para náufragos terrestres, donde conocí a Teodosio Romeo García Ruiz, mi primer poeta de bolsillo, por aquello de que la mañana no se tiene y las estelas sin technicolor no necesitan de anuncios televisivos. Para él, para ese poeta bananero, cantante y trovador de las entrañas debiera también ser este libro. Pero después, llegó esta mala fama, ya sea por mala paga, por mala suerte, por mala sangre y tuve que simular el autoexilio, digo simular, no sólo porque regresé más veces de las que en realidad me fui, si no porque en realidad pasé mucho mas tiempo en los camiones de ruta que lo que viví en esos cuartos cerrados de la 10º poniente y San Cristóbal. Hasta allí me alcanzó el pasaje, las ganas, hasta allá me alcanzaron las fuerzas de ese amor perdido, de esos tres tristes tigres que tragaban a bocado limpio mi jodido fracaso en el exilio. Aunque también ingresé para aprender en la escuela, y aprendí muy bien, por lo menos eso, que no servía, ni serviría nunca para aprender en la escuela. Mi viejo dice que fue la mala alimentación, no tomarme a tiempo esas cucharadas de
aceite de hígado de bacalao que la vieja necia quería hacerme tragar a duro palo. Pero yo digo que fue la nostalgia, este reumático corazón de perro, lo que me obligó a desertar de Tuxtla y del abrazo de Roxana, a quién yo le digo Abril cursimente por el mes de su cumpleaños y porque ella siempre será en la mala sangre de esta corazón, un viento fresco de verano y sueños de íntimas canículas, por eso pensé ya casi de último momento que para ella, para Roxana, la quebranta huesos, dueña de los frescos vientos y las canículas internas, debiera ser entonces este libro.
Pero entonces caí en la cuenta de que mucho antes de querer ser defensor de tiburones, literato con credencial vigente, combatiente de esta Latinoamérica nuestra, jodida, muerta de hambre y de justicia, había hecho unos simulacros de poemas y así desmemoriada, como venida de esa prehistoria de la infancia, Rubí tocó a la puerta de estos largos y cansados agradecimientos y ya una vez con la casa abierta, por las ventanas sin filtro, se dejaron venir de una lista de espera: Jenny Otrosky, guardián y llave de estas puertas, las siamesas Carla y Sughey quienes casi inmortalizaron mi nombre en el cemento fresco de un piso ya roto por los años, Mirna, Oscar, Gina, Inés, Fabianna, y Alicia antes del fin del mundo. Theo Toy pintor amigo, quien generosamente contribuyó con la extraordinaria puerta de este libro, a Ekik Guerrero y Héctor de Paz, por su trabajo de traducción, (toda vez que a veces ni el autor entiende lo que escribe), a Vicente Gómez Montero por su amistad franca lejos de esos fueros de oficina, y finalmente pero
no por ello menos importante, a las humanas Normas de Dios, a los Nietos de esa anciana pero cada día mas viva revolución de izquierda, y a la levadura de esa luz que antes de ser un hábito solía luminar nuestras trilogías de sombras terrestres. No sólo por la legislación vigente si no también por respeto a los derechos de autor yo no puedo pedir un aplauso para el amor, ni que hayan aplausos para la poesía, y a falta de mesas quizás, de mesas que mas aplaudan, que sus aplausos sean para los que han venido esta noche, como caminantes quizás, y para ese otoño nuestro, que recorre las islas por los siglos de este siglo, sobre la tierra.

Carta al recibir el Premio Jose Carlos Becerra de Poesía
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Como lo habrá dicho ya, Jenny Otrosky, este libro tiene su vida y su destino:



El Atavismo , su recorrer poético :


El poemario en muchos sentidos, es un haz en transición, (salto cuántico entre la prosa narrativa y la poética) es un libro que propone ante todo una atmósfera. Para estar ahi, para estar en ese tránsito, hay que repasar esos mismos lugares, devenir en pasajero, peatón, perro de esquinas. El trayecto por lo tanto no es, aunque pareciera, solamente mi burda transición personal, hay un traslado que comienza a atisbar ese lugar de paso, ese salto del Yo que habla en el poema, el intinerario de un trashumante viajero de luz, pero tambien de ese contrapunto de la sombra. Su escenario son las calles, la ciudad como ese gran teatro de figuras y destellos, de cuerpos y sentidos en movimiento lineales,contrapuestos cuyo lugar de origen es esta vertebra nostalgica del pasado, es decir la tradición . La intención es llevar al lector por dónde se desplaza ese hablante y el mensaje, que toda imagen sea una pausa en ese recorrido. Si esa intencion se cumple, el valor de ese premio ( quizas inmerecido) será más gratificante.
Aunque ultimamente pareciera que el ser poeta, es este aparecer en ciertos festivales, y concursos, de frente al reflector, justo al centro de los medios, ser partícipe pues del espectáculo. sigo creyendo que la mejor apuesta no es hacia esta vida socio-literaria, si no la del silencio con sintomas fantasmas, la de ir de mano en mano, de ojo en ojo a través de la lectura de disímiles lectores, el tiempo es a veces, el mejor de los jurados, el mejor de los escuchas, el que otorga al fin de cuentas su reconocimiento porque asi lo deliberan ojo y oido en colectivo y no esa pantalla egomaníaca que predomina a veces en las presentaciones de libros y festivales de poesía.
el atavismos de este caminante está dividido en un claroscuro de cuatro esquinas: ‘Florilegios del polvo giratorio’; ‘Entonces la luz’; ‘Cuidad donde la luz se sabe por la sombra’ y ‘Ciudad donde habitantes se saben por los sitios’.

dicho de mejor modo, es este andar pata de perro lo que le ha dado verdadera forma a mi pensamiento poético, más en tal sentido, no todo lo que me ocurre y vivencio deviene en mi fuente literaria, hay pues otra bùsqueda. Del por qué uno escribe un libro como este, se puede especular, o como dijera rosario castellanos, en lugar de explicarlo, sería mejor escribir otro, quizas la verdad sea, que es la escritura misma, donde se encuentra la única respuesta.

jueves, 28 de febrero de 2008

El Peter en la Ciudad del Nunca Jamás, sin PAN y campanita



Esto lo dijo Pedro Luis Gil, El peter sin PAN y campanita, un cultubandero que en ocasiones es un ser humano más sencillo de lo que aparenta ser, aficionado a las letras, la algarabia y las rajas con crema. Cancerbero mayor de la Perradita.

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Hay un verso de Jorge Esquinca, poeta mexicano que estuvo en tierras tabasqueñas e inundables para un austero y flojo Cuarto Encuentro Iberoamericano de Poesía hace unos días. El poeta de la ciudad de México dice de las de acá: Un verso de Pellicer para que mejore el clima. Así es, un verso de Pellicer para que mejoren nuestros tiempos, para que el temporal de austeridad se vaya y venga la riqueza en nuestros corazones, un verso de Pellicer para los niños de la calle que se conforman con unas monedas y la indiferencia de las autoridades, un verso de Pellicer para ahuyentar la violencia en nuestras colonias, un verso de Pellicer para las madres solteras que hacen cola para recibir un modesto apoyo del gobierno químico, un verso de Pellicer para olvidar la horrible pintura que el Ayuntamiento del Centro ha impuesto en los parques de Villahermosa, un verso de Pellicer para no pensar en el diputado borrachín que sale a gatas del table dance dando de balazos a quien quiera ayudarlo, un verso de Pellicer para olvidar que a ese tipo de funcionaros no les harán nada por tener el fuero y jactarse de influyentes, un verso de Pellicer para todos los que extrañarán la feria que se ha cancelado por falta de recursos, un verso de Pellicer para los paisanos que tuvieron que irse al otro lado porque aquí no hay oportunidades de trabajo, un verso de Pellicer para los que perdieron todo en las inundaciones pasadas, para los que no les alcanzó el vale de diez mil pesos, un verso de Pellicer para los olvidados en la Casa del árbol, un verso de Pellicer para las madres desnaturalizadas que abandonan a sus hijos en las puertas de casas ajenas, un verso de Pellicer para los maestros que se la pasan en el sindicato dando golpes y provocando la ira, un verso de Pellicer para todos los aspirantes a entrar a la UJAT y que no han podido por X o por Y, un verso de Pellicer para los amigos que se han dejado de hablar por nimiedades, un verso de Pellicer para las familias disfuncionales que no pueden superar sus diferencias, un verso de Pellicer para los hijos de padres separados que luchan entre dos familias y rencores del pasado, un verso de Pellicer para mis sobrinos, un verso de Pellicer para las parejas que no pueden tener hijos, un verso de Pellicer para los que no encuentran el amor, un verso de Pellicer para los marginados, un verso de Pellicer para los que se encuentran en el CRESET esperando el día de visita, un verso de Pellicer para los que han perdido a sus padres, un verso de Pellicer para los que extrañan las vacaciones, un verso de Pellicer para Tabasco que olvida a sus poetas, la verdadera conciencia del pueblo, y ahora si, un verso de Pellicer para que mejore el clima: ¿Cuál de todas las sombras es la mía?

martes, 26 de febrero de 2008

Eduardo Hidalgo,o como diría el Chuperhèroe: Siganlo los buenos...

Iba a escribir un texto al que pondría por título
EDUARDIO HIDALGO
a manera de epígrafe
escribiría en cursivas:
El gran hermano
me ceñiría sinvergüenza
a las pertinentes y certeras enunciaciones
de uno que otro premio de poesía
le pondría también de mi cosecha
y en la globalización total

de un hecho en soledad
Anunciaría:
¡Ladies and Gentlemen!
con ustedes:

El Poeta


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Pero sólo él, Eduardo Hidalgo posee en contención un lúdico sarcasmo, la lúcida intención de la ironía. Pocas veces en verdad, las apreciaciones de un jurado calificador {Viene de Antes, Premio Regional de Poesía Rodolfo Figueroa 2006, Eco Negro, Premio Ydalio Huerta Escalante 1996}Coinciden absolutamente con el criterio de los lectores en colectivo. He aquí una pequeña muestra de su Ars poética:



SUPERHÉROE



¡Lágrimas ,
5
A mí!








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5
Y todo el poder del llanto me es conferido,

Y vienen los abrazos,
Las palmaditas
Los lo siento,
Los largos discursos de consuelo,
Los murmullos lejanos,
Las risitas,
Las burlas a costa del día de la inundación.


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Voy a escribir un texto al que pondré por título
SE DESVIRGA A DOMICILIO
Formará parte de un libro de poemas obscenos
En este (declarado desde ahora) poema inaugural
Sabremos de osado poeta
que pone anuncio en periódico local
(la rima es voluntaria y es para que sepan –las señoritas-
que es serio)
prometiendo ser discreto, concreto
y gratuito
(para las primeras cien).