viernes, 21 de mayo de 2010

Entre la mano de Beatriz y la memoria de Alejandra

Que se calle la noche porque yo la escribo y muden de escamas los espejos
Beatriz  Pereda

…no ha habido mujer que haya desperdiciado la oportunidad de contemplar su imagen reflejada en cuantos espejos le depara su suerte.
Rosario Castellanos


Que en nombre del dolor, de la angustia, de la sordidez del mundo, y el  desamparo total, nuevamente a la poesía se convoque  es lo de menos. La importancia estriba en que es a raíz de estos elementos que en estos tiempos de crisis exista la decisión de una joven poeta por instaurar su propio augurio para la posteridad.
Entre la mano de Pereda y la memoria de Pizarnik, lo que se encuentra evidentemente yuxtapuesto es la transversalidad del verbo, y  el oficio grabador  de la palabra.
En “Memoria de Alejandra”, Beatriz Pereda se propone de modo firme y arriesgado  apropiarse de hechos precisos, de impulsos de vida paralelos, como un recurso para reconstruir su propio decir, su propia imagen.
Se dispone desde la primera intención, la que circunscribe Disonancia, parte inaugural, como en la segunda estadía, una constante habilidad poética, en la que el andamiaje estructural del corpus, es esta relación entrañable de admiración entre la poeta iniciada y su autora de culto. Como si la primera, la ya iniciada en la orfebrería del discurrir poético, sintiese la responsabilidad ineludible de resguardar ciertos recuerdos extraviados en un espacio y tiempo del inconsciente colectivo:
“Tu memoria de tinta vive en mi
y oigo los mismos golpes de tu tumba”
El recuerdo de la muerte y vida de la poeta predilecta se convierte así, para la oficiante en turno, como diría Jaime Giordiano, en una reflexión de la realidad misma, infinita, e  insaciable.
“idéntica
Se me acaba el asombro por la vida
Y se desliza fácil
el seconal en mi garganta”
Hay sin embargo en esta catalización poética, algo de negación y  arrepentimiento, una lucha intestaria porque sea esta empatia existencial,  el centro articulador del discurso poético:
“No se, Alejandra, esta manía de hablarte como si pudiera tocarte, como si con esto legitimara mi dolor, la violencia de mis noches”
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“No la quiero, pero su llanto conmueve mi carne y ella aprovecha para unir su ombligo a la arteria mas honda de mis miedos”
El azar no existe en la poesía, si Alejandra y Beatriz  llegan a ella, por distintos y distantes caminos, es por la voluntad férrea de invocarla y convocarse:
“Y eras tu o yo, o la otra que usa tu nombre. La misma que borra renglones en tu memoria”
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“Hay en ti un poema inconcluso y hay en mi angustia, el pedazo de tiza para escribirlo”
Es razón manifiesta en la universalidad de los poemas, los esfuerzos de la poeta por salvar, lo ya insalvable:

Yo también frente al espejo
Aborrezco la rebeldía de mi sangre
Y trato de apagar el dolor
Pasando un poema por mis sienes”
Incluso existe la conciencia plena de intentar recuperar lo que se sabe es ya  por si irrecuperable:
 “Y yo quiero escribir, pero el miedo, insobornable, vigila el alfabeto”
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“Tu y yo somos un adentro, un lento derramar de cera, un no pasa nada irreconciliable con el mundo. Dentro hay una vía a oscuras. Dentro la sangre se detiene”
Como una presencia siempre existente, es notoria esta pérdida de fe  tan reflexiva.
“Pregunto si el exilio es un estado del alma
O el disfraz de una huida voluntaria”
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“De repente
Cárcel tumba o manicomio
Peden escribirse con las mismas letras”
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 “Tengo tu edad y la soledad crece en mi vientre. Sin filiación ni signo, su rostro es otra cara del silencio”
Si escribir es un oficio aéreo, y en el debe coexistir siempre, evidencias ineludibles de que lo escrito debe trascender el hecho concreto del objeto creado,  y  lo trasmitido, a pesar del tiempo de su nacimiento, debe seguir manifestándose como elemento vivo en un espacio tan arbitrio como la hoja, el silencio, y la contemporaneidad, el discurso establecido por Pereda en Memoria de Alejandra reúne con creces este  designio.
Beatriz Pérez Pereda es una de  las mejores cartas en la poesía que actualmente se escribe y se exporta desde esta isla.  Ante lo desalentador que pudiese parecerme este paisaje,  decido apostar a que la esperanza fugitiva siempre comienza su retorno. Elijo como ella , preguntarles a sus lectores :
 “Y a ti ¿Qué idioma te habita? ¿De que aun tienes dudas ¿Cuántas mañanas mas para tu paciencia?

* Beatriz Pérez Pereda. Es licenciada en Derecho por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Ha obtenido varios premios nacionales de poesía, así como la beca del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Tabasco en 2004 y 2007. Está incluida en la Nueva antología de poetas tabasqueños contemporáneos y en la Antología de los IV Juegos Literarios de la Universidad Autónoma de Yucatán. Ha pu blicado el poemario Memoria de Alejandra dentro del libro colectivo de los XLVI Juegos Florales Universitarios de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, y la plaquette La loca de Berlín, editada por el Laboratorio de Talleres S. A. de Orizaba, Veracruz.

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