sábado, 26 de julio de 2008

Los pobres Viajan



Los pobres viajan,
en la central de autobuses

levantan los cuellos como gansos para mirar

los letreros del autobús.

Sus miradas son de quien teme perder alguna cosa:

la valija que guarda un radio de pilas

y una chaqueta que tiene el color del frío en un día sin sueños,

el sandwich de mortadela en el fondo de la bolsa,

el sol del suburbio y polvo más allá de los viaductos.

Entre el rumor de los altoparlantes y el acelerar del autobús

temen perder su propio viaje oculto en la niebla de los horarios.

Los que dormitan en los asientos despiertan asustados,

aunque las pesadillas sean privilegio de los que abastecen los oídos

y el tedio de los psicoanalistas en consultorios asépticos como el algodón

que tapa la nariz de los muertos.

En las filas los pobres asumen un aire grave

que une temor, impaciencia y sumisión.

¡Qué grotescos los pobres!

¡Y cómo sus olores incomodan a pesar de la distancia!

No tienen la noción de las conveniencias,

no se saben comportarse.

El dedo sucio de nicotina restriega el ojo irritado

que del sueño retuvo apenas la legaña.

Del seno caído y dilatado escurre un hilillo de leche

hacia la pequeña boca habituada al llanto.

En la plataforma van y vienen,

corren, aseguran maletas y paquetes,

hacen preguntas inconvenientes en las ventanillas,

susurran palabras misteriosasy contemplan las portadas de las revistas

con el aire de espanto de quien no sabe el camino del salón de la vida.

¿Por qué ese ir y venir? Y esas ropas extravagantes,

esos amarillos de aceite de palmera que duelen a la vista delicadadel viajante obligado a soportar tantos olores incómodos

.¿Y esos rojos contundentes de feria y parque de diversiones?

Los pobres no saben viajar ni vestirse.

Tampoco saben vivir: no tienen noción del bienestar

aunque algunos poseen hasta televisión.

La verdad es que los pobres no saben ni morir.

(Tienen casi siempre una muerte fea y poco elegante)

En cualquier lugar del mundo incomodan,

viajeros inoportunos que ocupan nuestros lugares

aunque viajemos sentados y…….. ellos de Pie



Ledo Ivo (Brazil)





Traducción: Carmen Gloria Rodríguez y Vania Torres

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